La ansiedad es un trastorno que puede darse cuando llegamos a la vejez. Conocer los síntomas y saber cómo tratarse, puede evitar que quien la padece sufra más de lo debido.
La llegada a los 65 años, o incluso antes, puede ser motivo de padecimiento de ansiedad. Cabe recordad que es una etapa donde se dan muchos cambios a la vez, no solo físicos, sino de rutinas. Hay personas que no saben qué hacer después de la jubilación, otras sufren la pérdida de la pareja, hechos que pueden llegar a provocar un estado en el cual la ansiedad se hace presente.
Síntomas de la ansiedad en la tercera edad
Conozcamos cuáles son los principales síntomas de la ansiedad en la tercera edad.Estos son de dos tipos: físicos y psicológicos. Entre los primeros, los más habituales son:
- Estreñimiento y diarreas.
- Dolores abdominales y en la zona torácica.
- Dolores musculares.
- Cefaleas.
Entre aquellos que tienenuna afectación psicológica destacan los siguientes síntomas de ansiedad:
- Irritabilidad.
- Pérdida de apetito.
- Dificultas para conciliar el sueño.
- Palpitaciones y nerviosismo continuo.
- Falta de concentración.
Sea como fuere, la ansiedad en la tercera edad no conviene ser pasada por alto, ya que es el reflejo de que “algo está pasando” y debe tener una solución para evitar un padecimiento más grave.
Causas de la ansiedad en la tercera edad
Efectivamente, la ansiedad no aparece “per sé”, es la muestra de un problema que puede tener un origen múltiple, entre los que destacan:
- La jubilación. Comienzo de una nueva etapa de la vida. Tener todo el tiempo para uno puede ser causa de ansiedad, ya que no se sabe exactamente cómo gestionarlo.
- Cambio de residencia. Este tipo de cambio inminente en el estilo de vida puede hacer que los miedos y temores aparezcan, generando incertidumbre y, por tanto, ansiedad.
- Alteraciones corporales. Muchas personas mayores no aceptan que su cuerpo tenga capacidades diferentes, lo que llega a provocar una impotencia que no se sabe manejar de forma adecuada. En determinadas ocasiones, la cabeza está lúcida y el cuerpo no.
- Reducción de ingresos económicos. Tras la vida laboral, los ingresos suelen reducirse, por lo que al no saber cómo será la vida a partir de ahora puede producir ansiedad.
Consecuencias de la ansiedad en adultos mayores
Los factores de riesgo de la ansiedad son diferentes en cada individuo, ya que no todos afrontan de la misma manera los cambios. Hay algunos que los viven con auténtico temor, lo que provoca ansiedad de forma segura, y otras que los van aceptando poco a poco o han realizado un ejercicio previo de mentalización, lo que los hace más resistentes.
Quizás la principal problemática a la que se enfrentan los ancianos que sufren ansiedad es a un certero diagnóstico de los síntomas. En la mayor parte de las ocasiones, este tipo de señales quedan enmascarados u ocultos por padecimientos crónicos o enfermedades. Dar con el hecho de que se trata de ansiedad y no de otra cosa es todo un reto médico.
En todo caso, la ansiedad en ancianos se trata de un trastorno más psicológico que físico, y este tipo de alteraciones son las que dan una respuesta asociada, como pueden ser las diarreas o falta de sueño. En lo que se está totalmente de acuerdo es que se trata de una alteración que ha de ser tratada, reduciendo en la medida de lo posible sus consecuencias.
Cómo tratar la ansiedad en la tercera edad

La ansiedad en las personas mayores puede ser tratada mediante diferentes técnicas. La ansiedad que se genera por el traslado a una residencia de ancianos no es la misma que la que provoca el inicio de la demencia, por lo que ambas respuestas serán siempre distintas.
- El primer paso es una terapia psicológica, en la cual el paciente tendrá unas sesiones de charla con un especialista. Gracias a estas sesiones, se descubren las causas de estos temores y cómo poder superarlos, o al menos, convivir con ellos. Es el propio adulto mayor quien aprende a poner coto a la ansiedad.
- En determinadas ocasiones es necesario el complemento de un tratamiento farmacológico, ya que la casuística de la ansiedad es variada. El equipo médico valorará cuál es el medicamento más adecuado para controlar la ansiedad, teniendo en cuenta siempre la medicación que ya de por sí toma esa persona mayor, valorando las posibles interactuaciones que pudieran producirse.
- La ansiedad no debe suponer un problema si se puede detectar a tiempo, se recomienda mantener una buena comunicación diaria o realizar visitas frecuentes al adulto mayor. Demostrar confianza y permanecer con una actitud de escucha puede dar pie a que manifiesten sus temores.
Conviene tener presente que la ansiedad es un hecho muy común al llegar a esta fase de la vida, pero que por el hecho de ser algo recurrente no ha de ser liberado de la importancia que posee. En determinadas ocasiones, poner fin a la ansiedad es cuestión de mantenerse ocupado, con nuevas ilusiones y algunos proyectos en mente.
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La oferta de ocupaciones para personas mayores es enorme, desde actividades físicas adaptadas, como yoga, pilates o taichí a otras como los paseos o el senderismo. Puede complementarse siempre con alguna excursión o salida, que ayuda a mantener la mente distraída.
Igualmente, la oferta cultural para los adultos mayores no para de crecer, ya que incluso en poblaciones pequeñas suele haber centros de día, hogares del jubilado, así como teatros o cines que programan una cartelera variada. Todo ello puede ser de gran ayuda a la hora de combatir la ansiedad.